Iniciamos el viaje desde el mismo garaje de Walabi donde dejamos el coche de una de nosotras, cargamos todo, llenamos la nevera y armarios y arrancamos.

Primera parada: Sierra de Irta. El acceso es dudoso, al principio no sabíamos si la camper podría pasa por el camino que cruza el parque natural, pero pasamos sin problema.


También, presumimos de una conductora con mucha experiencia en carretera. Música de todos los estilos para contentar el gusto de todas y a grito pelado por las ventanas que se note nuestra llegada. Aparcamos en una de las calitas que encontramos sitio, vistas espectaculares, mesita y sillas (que contiene la misma camper) a la calita y pasamos allí el día.

A la tarde, nos cruzamos todo el parque hasta Peñíscola y seguimos conduciendo hasta Benicarló, donde aparcamos en un sitio cerca de la playa, donde desayunaríamos por la mañana. Además, a dos calles había una zona para recargar el agua y descargar agua grises, ¡ojo! no oscuras, había supermercados, tiendecitas y de todo. La app Park4night fue clave para encontrar todo.


De ahí, seguimos el roadtrip a Delta del Ebro donde paramos en uno de los miradores a ver flamencos y hacer la comida. Menú del día: pasta con cebollita y champis y una ensalada, por supuesto, para beber vino. Siesta al sol con vistas a la ‘Albufera’ y de ahí arrancamos a la Playa del Trabucador.


En esta playa todo son colores, hay un espectáculo de kitesurf y bueno, miles de personas y cientos de furgonetas, pero no se puede pernoctar, así que al atardecer fuimos a un parking habilitado del parking de San Jaume, un pueblo cerca. Este parking tiene para descargar todos los depósitos y recargar agua ¡Gracias Ayuntamiento de Sant Jaume!


Al despertar, cambiamos de playa a montaña y nos fuimos a la Tinença. Visitamos el Pantano de Ulldecona, Pobla de Benifassa y, por último, Fredes, donde hay un par de sitios buenos para pernoctar, elegimos el que tenía mejores vistas, se veía el mar de fondo y vimos salir la luna llena de color naranja. ¡Espectacular. Al día siguiente, desde el mismo pueblo de Fredes salen varias rutas para hacer un poco de senderismo. Es una zona muy bonita y con mucho para caminar.


Un viaje corto, pero intenso. Las risas, los momentos inolvidables no faltaron y conseguimos el objetivo: desconectar.
¡Muchas gracias!